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TRASTORNO DE ESPECTRO AUTISTA (TEA)

EL TRASTORNO DE ESPECTRO AUTISTA 
 
El trastorno de espectro autista (TEA) es una entidad de difícil abordaje ya desde el diagnóstico . 
A modo de introducción  decir que a lo largo de diferentes periodos históricos ha sufrido cambios en su 
clasificación:
 
1967 CIE-8 Autismo infantil clasificado como subgrupo de la esquizofrenia
1978 CIE-9 Autismo infantil clasificado como una psicosis de la infancia
Finalmente en 1980 DSM-III - 1987 DSM-III-R - 1993 CIE-10 Criterios de investigación y
1994 DSM-IV, se clasifican el autismo y otros trastornos autísticos como «trastornos
generalizados del desarrollo» (TGD) , que ha sido el criterio seguido hasta que en 2012 el DSM-V(Manual de 
diagnostico y estadístico de los Trastornos Mentales de la asociación Americana de psiquiatría), modificó 
el diagnostico a TEA (trastorno de espectro autista).
 
En TGD se incluían 5 subgrupos : 
Trastorno autista 
Síndrome de Asperger 
Trastorno desintegrativo de la infancia 
Trastorno general del desarrollo no especificado 
Síndrome de Rett
 
Actualmente en DSM-V se considera que el Sindrome de Rett no pertenece a este grupo y las 4 categorías 
restantes se engloban dentro del concepto general de Trastorno de espectro autista , que a su vez se sitúa en un contexto
más amplio de trastornos del neurodesarrollo . 
 
Estos cambios en la clasificación también se acompañan de cambios en los criterios de diagnóstico que también 
son difíciles de delimitar.
Todo ello nos conduce a que la evaluación de un niño que acude a consulta con la sospecha de un trastorno de espectro autista 
deba ser muy delicada, experta y prudente. 
A menudo es fácil y al mismo tiempo peligroso atarse precozmente a los criterios de manual 
(actualmente DSM-V, que como sabemos, han ido variando).
La observación y valoración de cada paciente debe ser hecha con minuciosidad, analizando diferentes contextos ambientales, 
evaluando su historia personal (embarazo, parto, salud, desarrollo psicomotor…) , antecedentes familiares, 
circunstancias potencialmente traumáticas ...
 
De acuerdo con mi experiencia no debemos emitir un diagnóstico de TEA en niños menores de 4-5 a (aunque el criterio 
deba ser que los signos surjan antes de los 36 m). El cerebro infantil es muy plástico e influenciable pudiendo expresar
conductas sospechosas (según criterios diagnósticos de manual)
pero con un origen etiológico muy diferente , que a su vez tienen opciones terapéuticas diferentes y posibilidades
de evolución también distintas. 
 
Pongamos algunos ejemplos : 
• niños sin alteraciones objetivas de hipoacusia, pero  alteración auditiva en forma de hipersensibilidad, 
con cierre de la escucha (oye pero no integra), componente de irritabilidad. Es frecuente que esta alteración provoque
conductas de defensa en forma de aislamiento, ausencia de atención a las ordenes, mirada perdida.
• También es importante descartar otitis subagudas (no dan clínica) a temprana edad, responsables de dolor sordo sostenido
y alteración de la escucha que pasa desapercibida, afectando a la comunicación y la socialización.  A veces acompañada 
de irritabilidad e inquietud.
• Alteración en la integración de reflejos primitivos, especialmente reflejo de moro y reflejo tónico laberintico. 
Podemos observar trastornos de la adaptación al entorno en forma irritabilidad y bloqueo, asi como con hipotonía y 
retraso madurativo sensopsicomotor.  
• También hacer mención de muchos casos de niños adoptados , con trastorno de estrés post traumático (TEPT), por rechazo 
o abandono,  cuyas conductas en las formas disociativas se asemejan a los criterios de TEA.
• Los casos de estrés postraumático también los podemos ver en otros pacientes no provenientes de adopción. Lo hemos 
podido apreciar en niños con cerebro hipersensitivo, que hayan vivido circunstancias “traumáticas para su sensibilidad” 
(como por ej.  en ambiente familiar sobreprotector que han sufrido un bloqueo al asistir al jardín de infancia , con trastorno
de ansiedad por separación que en niños puede provocar síntomas de TEA). 
• La ansiedad por miedo de cualquier tipo  puede resultar muy incapacitante en cerebros predispuestos y desarrollar mecanismos 
de defensa conductuales de aislamiento 
 
El diagnóstico de TEA suele ser muy angustioso para las familias, no se trata de esconder una realidad diagnóstica , 
pero si evitar  adelantarnos a emitir un diagnóstico todavía incierto y que puede provocar un componente de angustia que altere 
el vínculo de relación familiar , agravando las consecuencias . De acuerdo con los estudios de programación neurolingüística (PNL) ,
el efecto de las palabras sobre la reacción conductual de las personas es muy importante.
En la consulta solemos ver muchas familias que acuden con un diagnostico de TEA y su conducta hacia el niño es de un examen permanente , 
comprobando sus respuestas y reacciones a diferentes estímulos …. Este estado de ansiedad es captado por el niño que agrava su conducta. 
 
 
En nuestra experiencia es fundamental hacer una valoración exhaustiva y analizar con naturalidad las reacciones infantiles , emitir un 
diagnóstico de “situación” en la curva del desarrollo neurosensopsicomotriz, y estudiar las circunstancias interferentes o posibilidades
etiológicas que alteren la reacción conductual normal. A partir de este diagnostico de situación y posibles causas y desencadenantes, 
se debe elaborar un tratamiento individualizado. 
 
 
Considero importante , en este sentido, hacer referencia a la psiquiatra británica  Lorna Wing (1928-2014) y a la Dra Judith Gould 
(National austistic society  states),que dicen en relación al autismo: 
 
Las categorías no han aportado luz a la hora de 
prescribir el tipo de educación ni el manejo y el
tratamiento de la conducta. 
 
• El cuadro clínico de las personas con trastornos del
espectro autista encaja mejor en el concepto de múltiples
dimensiones que en el concepto de categorías
separadas y definibles.
 
• Las necesidades individuales se evalúan de forma más
precisa desde un perfil de niveles en distintas
dimensiones que con la atribución de un diagnóstico
categórico.
 
 
 
                           Fdo Dr. Victor Casaprima Sagués