Trastornos de conducta

 

Durante los primeros años de vida se establecen los referentes que forjaran las claves de la conducta. La reactividad de cada niño se basa en el perfil caracterial, es por ello que sus respuestas son diferentes ante situaciones semejantes. Cuando los padres dicen que educan a todos sus hijos por igual, es correcto en el fondo, en los objetivos, pero debe ser diferente en la formas puesto que cada hijo tiene su propio carácter y debemos ayudarlo a modelar su conducta.
Una vez alguien dijo que educar es como cuidar un jardín, se necesita nuestra presencia y acción para estimular las cualidades y modular los defectos, no dejar crecer las malas hierbas y podar los brotes que exceden los limites.

Conocer los mecanismos en los que se apoya la conducta y conocer la caracterología del niño nos permite orientar la acción educativa.

En las entrevistas con la familia es frecuente descubrir que uno de los principales errores en educación es que los padres piensan que podrán educar a través del convencimiento y del razonamiento, sin darse cuenta de que para que esto sea posible primero debemos haber establecido unos niveles de jerarquía, unos niveles de respeto, unos vínculos afectivos y además el niño necesita haber alcanzado un cierto grado de madurez.

La falta de criterio educativo, la sobreprotección, la falta de vínculo afectivo, el exceso de dependencia… generan desorientación y falta de referentes en el niño que podrá desarrollar alteraciones de conducta.

También incluyo en este apartado algunos trastornos de la conducta emocional muy frecuentes en la consulta: miedos, fobias, terrores nocturnos, celos, ansiedad…que pueden ser atendidos con tratamientos que incluyen pautas de educación y farmacología homeopática.