Trastornos por déficit de atención - hiperactividad
Nos encontramos ante un desequilibrio en los sistemas de ritmo, inhibición y control que se manifiesta en edad infantil pero cuyas consecuencias se pueden prolongar en edades adultas.
El mecanismo esencial es la incapacidad de los mecanismos de control cerebral para dirigir la atención o contener un componente energético vital y permitir la quietud necesaria.
La reacción en forma de déficit de atención, de hiperactividad o de alteración mixta está en función del modelo de expresión reactiva del sistema nervioso. Los modelos preferentemente introspectivos no suelen ser hiperactivos y favorecen la dispersión de la atención (desorden, despiste, errores en mecanismos secuenciales…), mientras que los preferentemente extrovertidos tiene tendencia a canalizar su reactividad a través del movimiento que puede derivar a hiperactividad.
Se interpreta que existe un déficit de inhibición en los sistemas de control del lóbulo prefrontal, mediatizado por una alteración en los sistemas de neurotransmisión dopaminérgicos.
Pero esto no es más que una constatación química. El origen del trastorno es muy variado y puede obedecer a causas tanto orgánicas como psicoemocionales. No olvidemos, como he dicho al principio que es un desequilibrio en los mecanismos de autorregulación.
Hoy en día se realizan excesivos diagnósticos de TDA-H simplemente aplicando diferentes cuestionarios elaborados al respecto, pero sin profundizar en una historia clínica que nos permita conocer aspectos relevantes de los antecedentes el paciente.
Citaré, a modo de ejemplo, algunos factores que pueden intervenir en el desequilibrio del sistema y que en muchas ocasiones son el origen de un TDA-H que mal dirigido se irá complicando con una sintomatología cada vez más grave:
- En primer lugar es importante conocer las características de sensibilidad del sistema nervioso del niño. Un sistema más dotado para el equilibrio y la adaptación con un umbral de excitabilidad más alto es menos susceptible de padecer este desequilibrio.
- Hiperestimulación en edad temprana (sensorial , emocional..).
- Alteraciones sensoriales, especialmente auditivas (atención a las otitis subagudas en el lactante, que pueden provocar dolor sordo con irritabilidad sostenida).
- Alteraciones osteopatías en el parto.
- Trastornos de estrés postraumático en embarazo e infancia.
- Alteraciones en la tasa de neurotransmisores en el último trimestre de embarazo.
Lo importante es establecer un criterio terapéutico que también tenga en cuenta origen del trastorno.